martes, 28 de septiembre de 2010

Tradiciones ¿culto al pasado o involución?

He leído, no hace mucho, que para que una tradición se considere como tal, ha de tener 100 o más años de existencia, y yo me pregunto ¿el término "100 o más años", cuántos años de más contabiliza?

No, no es tan sencillo , ni un hablar por hablar; este "cien o más años", ¿cuántos son en realidad?

Todo eso viene a colación de un tema muy candente en la actualidad, ¿se puede torturar impunemente a los animales alegando sacrosantas tradiciones a las cuales se les agrega la coletilla de que "los animales no sufren"... ¿Qué es eso de que no sufren, acaso no tienen sistema nervioso para sentir el dolor, y no sólo físico sino también moral? Un perro sufre si se le abandona porque no entiende lo que ha sucedido; en su leal cabeza no entra que su querido amo haya decidido prescindir de él, ni tampoco entiende el por qué se le pega sin motivo, o se le ahorca si tiene la desgracia de ser el perro de un cazador, o se le tiene enjaulado en una infame perrera que el estado subvenciona, subvención que los animales no ven porque va a parar a los bolsillos de quienes dicen que se ocupan de ellos. Esto son daños morales para un perro. Daños morales que también puede sufrir un gato, porque los animales tienen sentimientos, todos los animales, los domésticos y los no domésticos y sufren: por ejemplo los toros, los sufridos toros que mueren en la plaza a mayor gloria del diestro que con sus sangrantes despojos en las manos, rabo y dos orejas, es sacado en hombros entre el frenesí de la afición, los sufridos toros, y correbous, que son embolados, ensogados, que son alanceados, el Toro de la Vega, siguiendo tradiciones ancestrales. La del Toro de la Vega recuerda mucho a la caza del mamut, extinguido por el hombre, sólo que en aquellos tiempos tenía una explicación, el prehistórico no podía ir al supermercado.

Dejando al mamut tranquilo, por suerte para él, en nuestros tecnificados tiempos llenos de progreso, avances científicos y cultura a derrochar, ahora resulta que nos aferramos de manera enfermiza a tradiciones completamente obsoletas, ¿por qué? Eso sólo puede demostrar una cosa, que el hombre prehistórico aún convive entre nosotros aunque muchos se sientan ofendidos y digan que no, pero yo me remito a los hechos, elocuentes por ellos mismos.

Para concluir quiero evocar una antigua tradición que supongo sería muy del agrado de bastantes caballeros, por no decir de todos: el derecho de pernada.

En los tiempos feudales, el señor del castillo tenía el privilegio de pasar la noche de bodas con toda campesina que se casara en sus tierras. A quien no le hacía ninguna gracia era al novio, por supuesto, pero, ¡ah, señores!, era una tradición.

Hoy en día no hay señores feudales, aunque siempre habrá hombres de poder, y si somos tan respetuosos con las tradiciones...

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TRADICIONES ¿CULTO AL PASADO O INVOLUCIÓN? Copyrihgt 2010 Estrella Cardona Gamio
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