domingo, 29 de mayo de 2011

Reflexionando sobre la Gran Profecía Maya

En vista de los últimos acontecimientos, me ha dado por reflexionar sobre la Gran profecía Maya de la que sólo sabía que anunciaba el fin del mundo dando una fecha exacta: 22 de diciembre del 2012. Me he informado debidamente y he llegado a la conclusión de que los mayas no hablaban por hablar.

De todos es sabido que eran unos grandes matemáticos que nunca fallaban, bien que su modo de calcular era diferente al nuestro. Entre sus singulares aciertos, al margen del fin del mundo, se halla el de que el sol late con el mismo ritmo del corazón humano, descubrimiento que se ha llevado a cabo hace pocos años por nuestros científicos.

Bien, prosigo.

A principio del 2011, los astrónomos dijeron que el sol había entrado en una etapa de inusual actividad, no peligrosa para la Tierra, pero sí bastante grande, y este descubrimiento, que sorprendió a los astrónomos, ya era conocido por los mayas (y no solo éste) pues dejaron constancia de él en sus estudios astronómicos careciendo de los medios técnicos que actualmente disponemos.

Pero los mayas, aparte de ser buenos astrónomos y matemáticos, tenían, como no, su vertiente mística, de ahí que sus predicciones, sean un tanto esotéricas, y por esa causa, entre nosotros, muchos de nosotros, poco creíbles. Sin embargo los traductores no han vacilado al interpretarlas a su modo y manera; nosotros decimos "el fin del mundo" sin matizar cuando en realidad es el fin de un ciclo, o el fin de un mundo, el que conocemos, indudablemente y, claro, eso puede ser motivo de preocupación para muchos.

Los trastornos solares influyen en la Tierra a un nivel físico, eso lo sabemos perfectamente, y también a un nivel mental que rige nuestra conducta. Trastornos geológicos o meteorológicos de fácil comprobación, y trastornos de conducta, exaltaciones etc., que igualmente pueden ser confirmadas cuando afectan a líderes o a masas.

Para los mayas, como para muchas culturas antiguas, los planetas y las estrellas eran seres vivos que elevados a la categoría de dioses resultaban mucho más comprensibles. De todas maneras esa forma de vida no hay que desdeñarla, ya que la vida puede tener múltiples manifestaciones que nada tienen que ver con los humanos, animales y plantas. Un científico, y además escritor de ciencia-ficción, dijo en su momento que los planetas eran óvulos y los cometas espermatozoides celestes, y se armó la de San Quintín, pero hoy en día ya se admite que los cometas, los asteroides y los meteoritos, son portadores de vida y que "fecundan" por así describirlo, a los planetas, de todo lo cual se infiere que cualquier idea, por descabellada que pueda parecer, es digna de atención, ni se debe rechazar nada nuevo al aferrarse a ideas preconcebidas.

Si volvemos a la teoría de que los planetas y los soles son seres vivos, no puede por tanto extrañar lo que viene a continuación y se desprende de las profecías mayas: nuestro sol, según ellas, está conectado con el centro de la galaxia (ya sé que suena a novela de Asimov) y de allí recibe "órdenes" que han tenido que ver con el desarrollo de su, llamémosle conducta, a través de los miles de millones de años que existe, siendo esta conducta la que ha regido los destinos de la Tierra, y es de suponer que del resto del sistema solar en el cual estamos incluidos.

Todo esto ¿a qué conduce?, sencillamente a hacer mucho más comprensibles los significados de las siete profecías mayas, que ya hablaron en tiempos remotos (con su propio lenguaje) de lo que en estas fechas, ahora, iba a suceder pues mencionan el deshielo de los polos, el agujero en la capa de ozono, el calentamiento de los mares, la extinción, provocada, de muchas especies de animales, y lo que es clave la caída de un sistema financiero que nos ha conducido a la presente crisis económica mundial.

Según las profecías mayas, y a raíz de todo esto, entre los seres humanos se establecerá una corriente de buena voluntad que hará que nos unamos (jóvenes y viejos, hombres y mujeres) formando un frente común y pacífico contra el abuso, la mentira y la injusticia dando origen a un mundo completamente diferente al que ya conocemos.

¿Utopía? Tal vez, pero a las señales manifiestas me atengo; nada sucede por casualidad, ni siquiera que a un señor llamado Stéphane Hessel se le ocurriera en el 2010, a los 93 años de edad, escribir un pequeñísimo libro titulado ¡Indignaos!

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REFLEXIONANDO SOBRE LA GRAN PROFECÍA MAYA Copyright 2011 Estrella Cardona Gamio
http://lacomunidad.elpais.com/estrellacardonagamio/2011/5/29/reflexionando-sobre-gran-profecia-maya

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