miércoles, 27 de julio de 2011

De ilusión también se vive

El ser humano no puede vivir sin ilusiones de la misma manera que no puede vivir sin respirar. Ya sé que esta afirmación puede parecer atrevida o quizás descabellada, o absurda, pero es totalmente cierta. Si le quitamos a un individuo su derecho a soñar le hemos matado prácticamente, y la prueba la tenemos en las personas que traspasan el umbral de la ancianidad. Recuerdo haber contemplado hace unos años, a través de la ventanilla de un autobús, a un grupo de personas mayores, muy mayores, que tomaban el sol sentadas en los bancos de una avenida. Estaban sentados y algunos dialogaban entre sí, las manos aferradas a la empuñadura de gruesos bastones. Reflexioné entonces que parecían no esperar nada de la vida, que velaban, sin esperanza de ningún tipo, en su propio funeral, porque nada podían esperar ya que el futuro nada tenía que ofrecerles, y me dije que realmente estaban muertos y que sólo era cuestión de tiempo el que los demás lo descubrieran... Esos viejos al sol que agotaron todas sus ilusiones a lo largo de una dilatada existencia. ¿No dicen que mientras hay vida hay esperanza?, yo diría mejor que mientras hay esperanza hay vida..

Dos ejemplos:
A los 70 años, una vieja campesina norteamericana decidió jubilarse, pero como siempre había sido una mujer muy activa, decidió pintar para entretenerse; al parecer un encuentro casual con una caja de pinturas le dio la idea. Si tenemos en cuenta que nunca había ido a la escuela y, desde luego jamás aprendiera a dibujar y a pintar, la hazaña no podía ser más atrevida, o sea que esta señora inició una carrera artística sin arredrase lo más mínimo y como no tenía formación de Bellas Artes, se decidió, sin saberlo, por el estilo naif que cuanto más primitivo e infantil mejor. Resultado, vivió hasta los 101 años y su carrera fue tan brillante que se hizo famosa, rica, y sus cuadros acabaron disputándoselos los museos. Se llamaba Grandma Moses en el mundo del arte, y su lema era "nunca es tarde para empezar".
No digo que el conservar las ilusiones te haga llegar a centenario ni te convierta en millonario, pero de alguna manera te comunica optimismo y esperanzas en un futuro mejor. Esos que sueñan eternamente en la lotería y se compran su decimito, o su número, o hacen la primitiva, y nunca les toca, y sin embargo no se desaniman, no pierden la ilusión ni la esperanza, puede que jamás lleguen a lograr su sueño, pero cada semana los sueños se renuevan, las ilusiones, y eso les ayuda a seguir viviendo; el día que arrojen la toalla, ese día habrán cerrado una puerta muy importante en su existencia.

De ilusión también se vive y cuando no se tienen tales ensueños la existencia se vuelve amarga y el horizonte limitado. Sé que habrá quien pueda argüir que posiblemente esas ilusiones no son más que un autoengaño, que incluso pueden privarnos de conseguir objetivos más sensatos, pero se equivocan. El filósofo Emerson decía: "unce tu carro a una estrella", y tenía mucha razón, de hecho, los grandes soñadores son los que han conseguido los mayores triunfos en este mundo, no hay que olvidarlo. Cuando ya nada queda, si cerramos la caja de Pandora, dejaremos prisioneras para siempre a nuestras ilusiones y podremos ser viejos prematuros sin haberlo deseado nunca, viejos sentados al sol en los bancos de mil avenidas por las que transitan los autobuses de todas las ciudades.
---
DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE Copyright 2011 Estrella Cardona Gamio
http://lacomunidad.elpais.com/estrellacardonagamio/2011/7/27/de-ilusion-tambien-se-vive


Entradas populares